Madres que se quedan en casa

Dedico este blog a todas aquellas mujeres que al igual que yo decidieron quedarse en casa para brindarles su tiempo a estas hermosas personitas que son nuestros hijos y que de alguna manera sienten incertidumbre por la decisión tomada. Espero que la lectura sea de su agrado y puedan compartir su experiencia.

Soy  madre primeriza y decidí vivir esa hermosa experiencia a mis 30 (ojala lo hubiese hecho antes), recibes con madurez a ese terroncito de azúcar que endulzará el resto de tus días, que te hará conocer el verdadero amor  y que hará que veas la vida desde otra perspectiva. Trabajas, estudias, sales a divertirte, crees que eres feliz y todo te parece fácil hasta que llega el momento, llega el compromiso, llegan los hijos y conoces el verdadero sentido de la vida, el placer de ser mujer, la felicidad de despertar cada mañana y ver a tu lado a tu pequeño lleno de vida, sin problemas, sin preocupaciones, sin responsabilidades ni compromisos, feliz por el hecho de ser niño, lo disfruta y lo vive al máximo.

Ser madre a los 30 no es fácil; no es fácil porque te preocupas mas; no es fácil porque lo proteges mas; no es fácil porque trabajas y no quieres dejar su educación en manos de otros; no es fácil porque cuando enferman quieres quedarte con él y no puedes porque tienes responsabilidades, tienes un horario que cumplir,  no es fácil porque en oportunidades no sabes qué hacer o que decirle para calmarlo, porque sientes que cuando le llamas la atención por alguna travesura que hace te dejara de querer o te perderá el respeto, no sé, es algo tonto porque los hijos a pesar de lo que sean o hagan los padres siempre los vemos con respeto y jamás dejamos de quererlos.

Llega el día de incorporarte al trabajo y tienes emociones encontradas, quieres quedarte en casa pero tienes responsabilidades, el día se te hace largo, a pesar que tu bebe está en buenas manos (preferiblemente un familiar) sientes que algo le puede pasar si no está a tu lado, llamas cada media hora, preguntas si comió, si hizo sus necesidades, como las hizo,  si durmió, si tomo su baño encerradito con agua tibia, en fin controlas la vida de tu bebe a través de un teléfono, termina la jornada laboral y comienza la jornada domestica, llegas a casa tu bebe te recibe alegre pero despide a su nana con un llanto, cosa que no hace cuanto ve que tú te vas a trabajar, eso te entristece y haces todo para que sea igual contigo pero el hecho es que pasa más tiempo con su niñera (su tía) que contigo, comienzas a  atender  a tu bebe y a tu marido, quieres estar más tiempo con ambos pero aun hay cosas que hacer, conversas unos minutos y luego caes exhausta porque la noche anterior no dormiste bien porque tu bebe despertó llorando porque quería un tete o simplemente que lo cargaras; estudias la posibilidad de renunciar a tu trabajo (difícil decisión)  meses estudiándola y tu esposo te ofrece el apoyo pero estas acostumbrada a ganarte la vida por sí sola, trabajas desde jovencita, se te llena la cabeza de preguntas; buscas opiniones, investigas pero nadie tiene la respuesta para ti,  es algo muy controversial  y  es una decisión  personal ; crees que es lo ideal pero no estás segura. 

Cuando decidí renunciar lo hice sin hacer un plan futuro concreto (creo que nadie lo tiene definido) solo pensaba en el tiempo que estaría con mi nene;  trabajo desde los 17 años y acostumbro a ayudar a mi familia en lo mas que se pueda, quedarme sin trabajo era algo que me enloquecía pero antes de salir en estado lo había planeado en compañía de mi esposo.  ¡Es muy fácil decirlo pero hacerlo cuesta un mundo! y más cuando hay condiciones que es posible no sean favorables si te quedas en casa pero cuando llegas y te cuentan las cosas que hizo tu niño y que no pudiste ver, te entristece y vuelve a la mente la idea de dejar de trabajar; en mi caso no pude ver sus primeros pasos, dijo “papa” antes que “mamá”  (triste no?). Deje de trabajar cuando mi niño tenía 11 meses, hubo tiempo de planear su primer cumpleaños y de bautizarlo sin estrés.

 Hoy en día disfruto estar con mi bebe en casa, el se ha vuelto más cariñoso (lo llamo el tira besitos), más apegado a mí, es feliz. Creo que fue una buena decisión a pesar de que en algunas oportunidades me deprimo (son muchos años trabajando fuera) porque pienso que me voy a des actualizar estando solo en casa y el no saber manejar esa depresión a veces afecta la relación con mi esposo; como dije antes es algo muy controversial un día piensas que estuvo bien salir de la dependencia y el otro piensas que estuvo mal pero la realidad es que el hecho de no cumplir un horario, de estar en casa cuando tu niño está enfermo, de no tener un jefe encima, es algo que no tiene precio. 

 La mayoría de las mujeres que toman esta decisión deben haber sentido miedo alguna vez por la incertidumbre que deja el no saber si más adelante puedan entrar de nuevo al mundolaboral  o si encontraran alguna tarea que no absorba todo el tiempo y que además genere ganancias. Creo que la mejor opción es encontrar una actividad que te guste y que nunca habías podido ejecutar por no tener tiempo, algo que no se convierta en una obligación y buscar ayuda que genere comodidad en las tareas del hogar así como alguien que lave y planche la ropa ya que esta tarea quita tiempo que puedes emplear con tu hijo o con la actividad que desees realizar.

Es importante resaltar que no todas las mujeres tienen ese privilegio debido a que algunas son madres solteras o no tienen el apoyo de su pareja o simplemente no comparten la idea, recuerden que todas somos súper mujeres, podemos trabajar, estudiar, cuidar los niños, atender al marido, atender el hogar y hacerlo bien, nuestras madres lo hicieron y aquí estamos, a lo mejor no somos tan apegadas a ellas pero aquí estamos y lo estamos haciendo bien; así que no se sientan mal aquellas que no pueden quedarse en casa a disfrutar a sus hijos por completo, basta con dedicarles esas poquitas horas al máximo, convirtiéndose en sus amigas, en sus cómplices, apoyándolos en sus pequeños sueños, escuchando sus problemas aunque para nosotras pueden parecer pequeñeces recordemos que son niños y el solo hecho de que en el colegio un compañero le diga un apodo se convierte en un problema para ellos y no olviden ¡Estar presente! es lo que necesitamos cuando compartimos con los hijos.

En conclusión trabajar en casa o trabajar fuera no nos hace más o menos madres, simplemente lo somos, así que disfrutemos al máximo esta y cada hermosa experiencia que Dios nos regale como si fuera la primera vez.